"En realidad, la cuestión de fondo estriba en la descomposición prolongada, desde hace casi 20 años, de las élites políticas y culturales italianas de derechas y de izquierdas. El berlusconismo se manifiesta ante todo como el síntoma de tal descomposición, pero como su base social es ampliamente popular, parece evidente que la responsabilidad de la izquierda italiana también es aplastante.
La principal consecuencia de esta situación es más grave de lo que parece. La disgregación de la voluntad general mayoritaria, unida a la emergencia de la voluntad de poder berlusconiana, conduce de pleno a uno de los vicios más letales de la democracia, denunciado en la Antigüedad griega por Aristóteles: la transformación del sistema democrático en un sistema demagógico. Porque la demagogia, además de ser lo contrario a la ley democrática del término medio, es también la forma de expresión privilegiada de todos los populismos." - Sami Naïr, El Pais, 27/06/09
La principal consecuencia de esta situación es más grave de lo que parece. La disgregación de la voluntad general mayoritaria, unida a la emergencia de la voluntad de poder berlusconiana, conduce de pleno a uno de los vicios más letales de la democracia, denunciado en la Antigüedad griega por Aristóteles: la transformación del sistema democrático en un sistema demagógico. Porque la demagogia, además de ser lo contrario a la ley democrática del término medio, es también la forma de expresión privilegiada de todos los populismos." - Sami Naïr, El Pais, 27/06/09
"(...) la personalizzazione è un fenomeno inerente alla leadership: tanto più questa è autorevole e forte tanto più s’identifica inevitabilmente con la persona di chi l’esercita. Né tenevano conto del fatto che i regimi democratici, proprio per il pluralismo che caratterizza le loro società, hanno quanto mai bisogno di una leadership forte e unificatrice" - Ernesto Galli della Logia, Corriere della Sera, 25/06/09
"La migliore osservazione sul Partito democratico l'ha fatta Claudio Velardi, ex collaboratore di Massimo D'Alema: al Pd, dice Velardi, serve un «pazzo», nell'accezione positiva del termine, uno che si prenda il partito sparando sul quartier generale. Un leader che unisca estro, solidità culturale e credibilità. E la caparbietà necessaria per dedicarsi a un lungo lavoro di ricostruzione culturale e politica. Senza farsi condizionare troppo dai vecchi oligarchi del partito o da centri di potere esterni" - Angelo Panebianco, Corriere della Sera, 30/06/09